miércoles, 15 de abril de 2009

EL LÍMITE

de Isabel Llorca Bosco

Te vas y estás volviendo. Yo, por poner un caso simple, me he mudado, pero siempre he tenido delante esta pared con mis dibujos de chico, la m de mamá y la grafía sibilina que deja la enredadera al sol. Aquí vuelvo a encontrarme como en un espejo.
En un principio, la medianera era baja. La altura que alcanzó después se debió a la prevención de mi abuelo. Con un amigo griego había adquirido el solar. Por los años 20, ya estaban levantadas dos casas simétricas. La divisoria se esfumaba en los fondos, para que los chicos jugaran juntos. Cuando la otra familia se volvió a Grecia, hubo que prolongarla. Pero igual se veía el laurel, y yo –muchos años después– adivinaba la orla de tacos de reina y un heliotropo crepuscular que cultivaban los últimos habitantes, responsables de su demolición. Los pude apreciar la única vez que estuve en la casa de mis vecinos.
Eran una pareja de edad indeterminada, con varios hijos solterones y artistas. El mayor estaba loco. Parece que había sido detective. A veces se oía un estrépito y era que había tirado del mantel con vajilla y todo. Otras veces se oía un violín. Se decía que mientras velaban al padre había tocado para todo el vecindario desde la soledad del patio. Se comentaba que estaba enamorado de mamá –ella no lo podía ver– y que había jurado matar a mi padre, quien por ese entonces venía a casa dos veces por semana para hacer sus visitas de novio. Por eso mi abuelo, en la década del 40, hizo levantar más la pared. Pero para que no pareciera un manicomio o una cárcel, la cubrió con la enamorada del muro.Gracias a mi abuelo no ocurrió una tragedia, aunque él también habrá tenido alguna culpa, porque cuando oigo esta música aquí nomás, sospecho que están velando a alguno en nuestra sala. Y esta vez no puede ser el padre del vecino… Ni aquel loco, el que insiste en acompañarme con este solo de violín que estará escandalizando a más de uno… Ahora se ha puesto tan confuso todo que no podría deslindar una cosa de la otra. Aunque, claro, algo grave está pasando, pero no voy a ver porque está oscuro, se me han vuelto a hinchar los pies, y ya no quiero saber más, ya me tienen cansado los enigmas.
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5 comentarios:

Revangel dijo...

Genial, Isabel, me encanta tu prosa. Qué descubrimiento vuestro blog. Ya hace tiempo que sigo la revista Sesam y ahora la Polis se queda entre mis estaciones de paso.
Salud
http://www.revangel.es/blog

Jorge Sombra dijo...

Todo el material publicado en el blog, me parece de alta concepción literaria y estilística, conocia las dotes narrativas de Héctor y de Agustín pero Isabel se me revela como inspirada prosista. En cuanto a Gabriel, estoy gratamente sorprendido; ha encarado un tema de tan dificil definición como es la controversia (o quizás no) de lo esencial y lo existencial.
Mis felicitaciones

Analía Pascaner dijo...

Querida Isabel:
Un placer leer tu texto, interesante, bien llevado.
Te mando mi cariño y mis felicitaciones a vos y a todo el equipo por el blog.
Analía

Unknown dijo...

Los perfumes perdurables y las presencias indelebles de la primera edad con su inevitable halo de misterio, llevado al presente en una prosa que destaca impecable y cuidadosa la magia de la infancia.Isabel Llorca continúa deleitando, sorprendiéndome y ¿porqué no? acompañándome tambien.....Beatriz Antonia

Liliana dijo...

Enigmático, con una atmósfera inocente y tétrica a la vez. El resto del blog, de gran nivel también.